sábado, 21 de mayo de 2016

Solo la luna llena es testigo del dolor de tu ausencia.





Hoy te llore con el alma desconsolada.

Con el dolor de mi niño interior que se ahoga en la tristeza.
Solo la luna llena es testigo del silencio que ahora reina en mi casa.

Tenías una parte de mí cada vez que tus ojos negros me miraban.
El tiempo no era un obstáculo para ti, nunca te importaba.
Parecías que nunca desaprovechabas la oportunidad para mostrar tu gratitud.
Como si recordaras aquel día de invierno que llegaste a nuestras vidas, con el frío que nunca se te quito, temeroso por un mundo hostil que no te amaba.
Dejaste de tener miedo.
Lo cambiaste por amor a la vida.
Nunca te importo que el día para mí hubiera sido un día muy difícil.
Tu encontrabas el momento preciso para subir a aquel lugar donde más fácil pudieras llamar mi atención para recibir mis cariños.
Eras un especialista para ello.
Para luego correr a la recámara donde te esperaba el calor de los brazos de mi hija amada.

Por eso será muy difícil tragar tu partida.
Porque te fuiste asustado, tan asustado como cuando llegaste a nuestras vidas.
Te fuiste sin entender porque morías.
El porque tu vida fue tan corta si apenas empezaba.
No quiero quedarme con el recuerdo de la tragedia injusta.
Tampoco quiero buscar a los culpables y sentenciar un veredicto amargo y oscuro.
Ya este mundo está lleno de rencores y maldiciones sin abrigo. 

Quiero creer que podemos seguir amando a pesar de todos los pesares que hay en esta vida.
Quiero querer creer que todos aquellos que me odian no cumplirán su propósito.

Quiero seguir creyendo que vale la pena recordar todos los momentos buenos que nos entregaste.

Tu partida será un recuerdo muy difícil de superar como una vuelta de hoja.

Siempre las ausencias que son queridas te dejan un vacío que nunca se sustituye con nada.
Es por eso que parte de mi se muere con tu partida llena de dolor, tragedia y melancolía.

Muchos dirán que eras solo un pequeño gato.
Uno de tantos más gatos.
Y tal vez no estén equivocados.
Pero tú eras una parte muy importante de mí familia.
Y ahora que ya no estás.
Dejas un vacío muy grande.
Tenías una parte de mí cada vez que tus ojos negros me miraban.
Solo la luna llena será testigo fiel del silencio que ahora reina en mi casa.

Poesía 
Miguel Adame Vázquez.
21/05/2016.



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